La llegada de la red de datos a los teléfonos convirtió a
estos chips en un problema. Solo almacenan datos de identificación para acceder
a la red, así que se pueden sustituir fácilmente
Con la miniaturización de los chips y la llegada de la red
de datos a los teléfonos, el uso de las tarjetas SIM es cada vez un problema
mayor. Los fabricantes las han reducido hasta el mínimo posible con las
nanosim, pero lo más conveniente es matarlas de una vez.
¿Cómo funcionaría nuestro teléfono sin tarjeta SIM? ¿hay una
alternativa? Primero conozcamos su origen y función.
Una tarjeta SIM solo almacena pequeñas claves que nos
identifican. Una tarjeta SIM (en inglés de Subscriber Identity Module, no es más
que una tarjeta desmontable usada en teléfonos móviles que almacenan de forma
segura la clave de servicio del suscriptor usada para identificarse ante la
red, de forma que sea posible cambiar la línea de un terminal a otro
simplemente cambiando la tarjeta.
Tenía sentido en 1990 cuando fue concebida y rápidamente se
volvió obligatorio su uso en redes GSM. Su limitado almacenamiento no supera
los 512 KB de capacidad.
Para muestra, un
viaje
El teléfono es nuestro compañero más valioso en un viaje:
tenemos el correo, los mapas, las reservas de hotel, la lista de lugares en
Evernote y es posible que hasta Google Now nos presente la reserva de hotel.
Pero aterrizamos en otro país y no podemos usar el teléfono.
Viajar es comprobar lo incómodo que es depender de la
tarjeta SIM. Se debe buscar un establecimiento de operadora y comprar un chip.
En algunos países es sencillo, como en Bolivia, pero en otros, como Argentina,
las operadoras cubren determinadas áreas y si nos movemos, terminaremos pagando
el precio de un riñón por unos pocos megas.
Esto se podría solucionar con los identificadores de la
tarjeta SIM embebidos en el propio teléfono, de forma que ni la tarjeta SIM
ocupe un enorme y valioso espacio en los teléfonos ni sea una odisea tener red
con el operador local cuando viajamos al extranjero.
El mayor problema es dar el primer paso y tener en contra a
muchas operadoras. La operadora AT&T, por ejemplo, bloquea la Soft SIM de
los nuevos iPad para que solo pueda ser usado por su red, obligando al
consumidor a comprar otra.
Los consumidores nos ahorraríamos estar pidiendo duplicados,
estar cortando tarjetas SIM y en definitiva seguir viviendo en 1990 cuando
nuestra vida y forma de convivir con la tecnología ha cambiado
APPLE YA DIO UN PASO
HACIA LA EXTINCIÓN
Apple ha dado un discreto y pequeño paso por la abolición de
las incómodas tarjetas SIM con el lanzamiento de sus nuevos iPad y sus SIM
programables o Soft SIM. Puesto que el chip tiene grabada la información al ser
personalizada por la compañía, la Soft SIM es grabada al instante por software
y sería grabable siempre que se quiera.
Este procedimiento es muy sencillo de realizar en verdad, ya
que se trata simplemente de almacenar claves alfanuméricas: una es la que
identifica internacionalmente al chip; otra es la clave IMSI (Identidad
Internacional del Suscriptor Móvil) y otra es la clave Ki o clave de
autenticación.
Estas claves pueden estar almacenadas en la nube mediante
nuestra ID de usuario de Apple/Google/Microsoft o en una Soft Sim, como en el
iPad Air 2, como recurso previo de transición.
Lo que carece de sentido es que no sea posible contratar un
plan de datos desde el teléfono y sí sea posible pedir una pizza.
Si por algún motivo hay que cambiar de dispositivo, el
usuario se enfrentará al problema de cambiar de Micro SIM a Nano SIM o
viceversa. Es una fricción cada vez más innecesaria.
CASI SIN CAMBIOS
DESDE 1990
1. Se inventaron en
los años 70. Su primer uso práctico fue el pago de servicios telefónicos en
Francia. La telefonía las popularizó en los noventa.
2. La telefonía ha
avanzado y la tarjeta se quedó obsoleta. El cambio de esta tecnología cara es
una cuestión de costos y de hábitos de uso.
3. Un uso práctico es
la multitarjeta (documento de identidad y permiso de conducir en un solo chip.
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