viernes, 13 de febrero de 2015

Las tarjetas SIM ya tienen los días contados


La llegada de la red de datos a los teléfonos convirtió a estos chips en un problema. Solo almacenan datos de identificación para acceder a la red, así que se pueden sustituir fácilmente

Con la miniaturización de los chips y la llegada de la red de datos a los teléfonos, el uso de las tarjetas SIM es cada vez un problema mayor. Los fabricantes las han reducido hasta el mínimo posible con las nanosim, pero lo más conveniente es matarlas de una vez.

¿Cómo funcionaría nuestro teléfono sin tarjeta SIM? ¿hay una alternativa? Primero conozcamos su origen y función.

Una tarjeta SIM solo almacena pequeñas claves que nos identifican. Una tarjeta SIM (en inglés de Subscriber Identity Module, no es más que una tarjeta desmontable usada en teléfonos móviles que almacenan de forma segura la clave de servicio del suscriptor usada para identificarse ante la red, de forma que sea posible cambiar la línea de un terminal a otro simplemente cambiando la tarjeta.

Tenía sentido en 1990 cuando fue concebida y rápidamente se volvió obligatorio su uso en redes GSM. Su limitado almacenamiento no supera los 512 KB de capacidad.

Para muestra, un viaje

El teléfono es nuestro compañero más valioso en un viaje: tenemos el correo, los mapas, las reservas de hotel, la lista de lugares en Evernote y es posible que hasta Google Now nos presente la reserva de hotel. Pero aterrizamos en otro país y no podemos usar el teléfono.

Viajar es comprobar lo incómodo que es depender de la tarjeta SIM. Se debe buscar un establecimiento de operadora y comprar un chip. En algunos países es sencillo, como en Bolivia, pero en otros, como Argentina, las operadoras cubren determinadas áreas y si nos movemos, terminaremos pagando el precio de un riñón por unos pocos megas.

Esto se podría solucionar con los identificadores de la tarjeta SIM embebidos en el propio teléfono, de forma que ni la tarjeta SIM ocupe un enorme y valioso espacio en los teléfonos ni sea una odisea tener red con el operador local cuando viajamos al extranjero.

El mayor problema es dar el primer paso y tener en contra a muchas operadoras. La operadora AT&T, por ejemplo, bloquea la Soft SIM de los nuevos iPad para que solo pueda ser usado por su red, obligando al consumidor a comprar otra.

Los consumidores nos ahorraríamos estar pidiendo duplicados, estar cortando tarjetas SIM y en definitiva seguir viviendo en 1990 cuando nuestra vida y forma de convivir con la tecnología ha cambiado

APPLE YA DIO UN PASO HACIA LA EXTINCIÓN

Apple ha dado un discreto y pequeño paso por la abolición de las incómodas tarjetas SIM con el lanzamiento de sus nuevos iPad y sus SIM programables o Soft SIM. Puesto que el chip tiene grabada la información al ser personalizada por la compañía, la Soft SIM es grabada al instante por software y sería grabable siempre que se quiera.

Este procedimiento es muy sencillo de realizar en verdad, ya que se trata simplemente de almacenar claves alfanuméricas: una es la que identifica internacionalmente al chip; otra es la clave IMSI (Identidad Internacional del Suscriptor Móvil) y otra es la clave Ki o clave de autenticación.

Estas claves pueden estar almacenadas en la nube mediante nuestra ID de usuario de Apple/Google/Microsoft o en una Soft Sim, como en el iPad Air 2, como recurso previo de transición.

Lo que carece de sentido es que no sea posible contratar un plan de datos desde el teléfono y sí sea posible pedir una pizza.

Si por algún motivo hay que cambiar de dispositivo, el usuario se enfrentará al problema de cambiar de Micro SIM a Nano SIM o viceversa. Es una fricción cada vez más innecesaria.

CASI SIN CAMBIOS DESDE 1990

1.  Se inventaron en los años 70. Su primer uso práctico fue el pago de servicios telefónicos en Francia. La telefonía las popularizó en los noventa.

2.   La telefonía ha avanzado y la tarjeta se quedó obsoleta. El cambio de esta tecnología cara es una cuestión de costos y de hábitos de uso.


3.  Un uso práctico es la multitarjeta (documento de identidad y permiso de conducir en un solo chip.

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