La tecnología guía nuestras
búsquedas de información, nuestra participación en la conversación de las
redes, nuestras compras, nuestra búsqueda de amigos. Y nos descarga de labores
pesadas.
Todo ello nos conduce a la
‘complacencia automatizada’: confiamos en que la máquina lo resolverá todo, nos
encomendamos a ella como si fuera todopoderosa, y dejamos nuestra atención a la
deriva. A partir de ese momento, si surgen problemas, ya no sabemos cómo
resolverlos.
Afirma que las tecnologías nos
están robando el desarrollo de preciosas habilidades y talentos que solo se
desarrollan cuando luchamos duro por las cosas. Cuanto más inmediata es la
respuesta que nos da el software diciéndonos adónde ir o qué hacer, menos
luchamos contra esos problemas, y menos aprendemos. Nos roba también nuestro
compromiso con el mundo. Pasamos más tiempo socializando a través de la
pantalla, como observadores. Reduce los talentos que desarrollamos y, por
tanto, la satisfacción que se siente al desarrollarlos. Asegura que mantener la
atención en el nuevo escenario tecnológico es más difícil. Los estímulos
impiden centrarse y pasamos de un tema al otro sin ton ni son. Debemos ser
responsables en el uso de las nuevas tecnología MYO da el primer paso con el
lema “MYO tecnología responsable”
Fuente EL PAIS/ EL DEBER
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